Capítulo 957
Ambos bandos intercambiaron disparos durante media hora, y solo cuando se quedaron sin balas se retiraron.
Pero la gente de Mario había recibido órdenes. Cuando los otros se marcharon, en medio de las explosiones encontraron la ropa de Ariel hecha trizas.
También hallaron algunos pedazos de carne imposibles de mirar sin estremecerse.
Alguien incluso vomitó y de inmediato informó a Mario de todo lo ocurrido allí.
Él, furioso, golpeó con fuerza la mesa; sus ojos se enrojecieron de odio. —¡Lorena!
Pero alguien a su lado habló en voz baja: —Patriarca Mario, esta vez parece que no solo fue Lorena; hubo otra facción que también nos atacó. He investigado y eran los hombres de Silvio.
Mario se quedó pasmado, creyendo haber escuchado mal. —¿Silvio? ¿No será algún malentendido?
—No hay malentendido. La gente de Silvio estuvo combatiendo con nosotros durante media hora. Apenas llegamos, comenzaron a atacarnos. En ningún momento vimos a esa persona con la máscara de gata. ¿Será que Lorena y Silvio

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