Capítulo 979
Lorena se dio cuenta de que aquel oponente no era común y salió directamente por la ventana, irrumpiendo en la habitación contigua del hospital.
Alba, en cambio, resbaló de la silla del pasillo y se desplomó en el suelo.
Nora, al ver aquella escena, gritó con el corazón desgarrado: —¡Alba!
Corrió hacia ella para intentar levantarla, pero Alba en ese momento ya no escuchaba nada.
Sin embargo, alguien fue más rápido que Nora y tomó a Alba en sus brazos. La boca de Alba estaba llena de sangre; había vomitado varias veces y la ropa de su pecho estaba completamente empapada de rojo.
En ese instante permanecía con los ojos cerrados, como una muñeca dócil. Su aspecto, de por sí era así.
La apariencia de Alba siempre había sido del tipo dócil y delicado.
El hombre era muy alto, rondaba el metro noventa, y la sostenía contra su pecho con las manos temblando levemente. —¿Alba?
No fue tras Lorena; simplemente la nombró en voz baja y le dio unas palmadas suaves en la mejilla.
Un hombre tan fuerte,

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