Capítulo 16
Regina estaba asombrada y a la vez nerviosa; aunque no sabía muy bien qué le ocurría a Alonso, al verlo parecía ser algo grave.
Ella abrió la puerta del auto y bajó algo apresurada. —No hace falta que me lleves, yo puedo regresar sola. Tú ve a ver al médico primero.
En ese preciso momento volvió a mirarlo, y la línea de su mandíbula, tan marcada como tallada en piedra, ya estaba demasiada hinchada.
¿Qué le pasaba?
Regina no pudo evitar preguntárselo en su interior.
Muy pronto, los sirvientes de la casa de los Ruiz, al recibir la noticia, salieron corriendo despavoridos y lo ayudaron a bajar del asiento del conductor.
Con apenas un roce, Regina pudo sentir claramente que hasta la respiración de Alonso se había vuelto agitada.
Para ser exactos, apenas podía respirar.
Regina, preocupada, lo siguió de cerca, queriendo ver qué era lo que en realidad le sucedía.
Pero justo en ese instante, Alonso, que apenas podía respirar, se dio la vuelta hacia ella. —Regina, haré que el chofer de la famil

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