Capítulo 22
Después de la tormenta, el cielo de Altavista estaba despejado y soleado.
En el centro comercial más grande de la ciudad, el estacionamiento estaba lleno de autos.
El conductor abrió respetuoso la puerta trasera del coche, protegiéndola con la mano.
Sofía había bajado del auto temprano y, antes que nada, extendió la mano para recibir a Fabiola, quien estaba a punto de salir del auto.
El abdomen de Fabiola ya era visible.
Lo que por lo general requeriría ropa más suelta y cómoda para embarazadas.
Sin embargo, Fabiola hacía todo lo contrario; siempre elegía ropa que marcara un poco más su barriga de embarazada.
Con solo tres meses de embarazo, su barriga ya parecía de cuatro o cinco meses.
Fabiola entrecerró los ojos y, con una sonrisa que reflejaba simpatía, miró a Sofía mientras salía del auto, halagándola. —Mamá, eres tan buena conmigo, te lo dije, no hacía falta que vinieras a un centro comercial tan costoso, que tiene buenos precios y excelente calidad, pero aun así decidiste traerm

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