Capítulo 33
El conductor del taxi, desconcertado, le preguntó: —¿Señora, va a irse?
Regina no dudó ni un solo segundo. Abrió la puerta del auto y se subió con rapidez. —Vamos.
Al otro lado de la línea, Marcos gritaba con desesperación y rabia: —¡Fabi está en problemas! ¡Debiste haber contactado al doctor Raúl desde el primer momento! Además, Fabi dijo que la empujaste, ¡esto es algo que tú debes resolver! ¡La situación de Fabi es urgente, no me hagas decir cosas más fuertes que no quiero decir!
¿Cosas fuertes?
Regina bajó la mirada y sonrió con curiosidad. ¿Qué podría ser más fuerte que todo lo que ya habían hecho?
Pasó una mano por su cabello desordenado y miró el paisaje entretenida que pasaba por la ventana, con una mirada más firme que nunca. —Lo de la familia Suárez, desde que llegó la noticia de la muerte de mi esposo, Marcos, ya no tiene nada que ver conmigo. No voy a utilizar los favores de la familia Gómez para ayudar a tu querida Fabi. Si dices que la empujé, entonces, por favor, trae la

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