Capítulo 1030

Media hora después, Camila llevó a Claudia a la villa. Claudia entró y, al ver la lujosa decoración, exclamó con admiración: —¡Guau! Esto sí que hace honor a ser la villa de la Hacienda Luna Azul. ¡Cada metro cuadrado aquí vale una fortuna! Y además, cada detalle de la decoración es carísimo. Claudia miró la alfombra. —Esta alfombra es importada de Santa Aurelia, ¿verdad? ¡Qué suave! ¿Y esta lámpara de araña de cristal? ¿La trajeron desde Cáceres? ¡Brilla como una perla preciosa! Y este sofá... La envidia de Claudia se desbordaba, era imposible de ocultar. Camila la observó y preguntó: —Claudia, ¿no decías que tu familia no tenía una buena situación económica? ¿Cómo es que reconoces todas estas decoraciones? Claudia se tensó de golpe. Levantó la cabeza y se encontró con la mirada clara y penetrante de Camila. Ella la estaba observando con atención desde que entraron. Claudia deseó poder cachetearse. Se había dejado llevar por la emoción y terminó diciendo algo que no debía. Ella misma