Capítulo 1040
Al escuchar esto, los compañeros comenzaron a murmurar en voz baja: —¿El prometido de Camila estaba duchándose y Claudia entró?
—Eso, pues la verdad, sí que da lugar a malentendidos.
—Pero, si Claudia iba de visita a casa ajena, ¿qué hacía entrando en el dormitorio principal?
—Sabiendo que Camila tiene prometido, ¿cómo es posible que no guardara ni un mínimo de límites?
—Y, encima, ¿cómo se pone a deambular de noche con una blusita seductora?
Claudia apretó de inmediato los puños. Había estado actuando un buen rato y, sin embargo, con apenas unas palabras, Camila le dio la vuelta a la situación con facilidad.
Claudia dejó caer unas cuantas lágrimas más y, llevándose la mano a la herida de la frente, dijo con voz temblorosa: —Camila, yo entré en la habitación para buscarte a ti¡ay, qué dolor...!
Teresa se apresuró a mostrar preocupación: —Claudia, ¿te duele otra vez la herida?
Claudia apartó la curita de la frente y dejó al descubierto una cicatriz a medio curar. —Parece que ha vuelto a

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