Capítulo 190
El presidente Heriberto miró a Raquel, atónito, con los ojos deslumbrados. —¿De dónde ha salido esta belleza? ¡Parece una diosa!
Nahia, aterrada, se escondió detrás de Raquel. —Es mi compañera... presidente Heriberto, estamos en la escuela, no somos... para dormir con usted. Por favor, déjenos ir...
—¿Estudian? ¡Qué bien! A mí me encantan las estudiantes —dijo el presidente Heriberto, mirando a Raquel con lascivia. —Si son compañeras, entonces esta noche las dos me atenderán.
Mientras hablaba, el presidente Heriberto dio órdenes a sus guardaespaldas vestidos de negro. —Llévenselas.
Raquel protegió a la temblorosa Nahia y, con mirada fría, encaró al presidente Heriberto. —¡Es un crimen lo que estás haciendo, secuestrar a unas mujeres a plena luz del día!
—¿Un crimen? Jajajaja —Se rió el presidente Heriberto con arrogancia—. En Solarena, yo, el presidente Heriberto, soy una figura de peso. ¡Soy el único que puede cenar con el presidente de los empresarios, el multimillonario Albe

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