Capítulo 590
Héctor cerró los ojos con desaliento, sosteniendo el teléfono en una mano y acariciando hacia abajo con la otra: —¡Camila!
Llamó su nombre con una voz ronca.
—Estoy aquí, Héctor. ¿Dónde estás ahora? ¿Por qué no respondes a mi pregunta?
—Héctor, no estarás con Melis, ¿verdad? No quiero que estés con ella, y mucho menos permito que tengan algún tipo de relación íntima, ¿me oyes?
Héctor no respondió, y Camila continuó hablando por su cuenta.
—Héctor, ¿me extrañas? —de repente, Camila preguntó.
Héctor vaciló.
—Héctor, si me extrañas, ven a buscarme. Estoy en casa, esta noche mi papá y Violeta no están, solo estoy yo.
Él no contestó.
—Héctor, entonces cuelgo.
Tan pronto como terminó de hablar, ya había un tono de ocupado del otro lado; Camila había colgado.
Héctor se sentía inquieto, ahora toda su mente estaba en Camila, quería ir a buscarla.
Apagó la ducha, se vistió, Melis estaba dormida en la cama, y había guardaespaldas vestidos de negro en el exterior; solo podía escapar por la ventana

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