Capítulo 604
Melis curvó sus labios rojos en una sonrisa de victoria.
Héctor y Melis se colocaron de nuevo frente al sacerdote, quien le preguntó otra vez a Héctor: —Señor Héctor, ¿usted acepta a la señorita Melis como su esposa, para estar con ella en la riqueza o en la pobreza, en la salud o en la enfermedad, y no separarse jamás?
Héctor miró con firmeza al sacerdote y le dijo: —Sí, acepto.
Él dijo: sí, acepto.
Esa frase retumbó en los oídos de Camila como una explosión; de repente su mente quedó en blanco.
Alarico dijo: —Camila, ¿lo viste? Héctor se casó con Melis. A él nunca le gustaste, todo fue solo una ilusión tuya, todo el tiempo has sido tú quien lo ha estado persiguiendo como loca.
Las lágrimas de Camila cayeron desbordadas, mientras el sacerdote en el interior anunciaba con alegría: —La ceremonia ha concluido. Ahora declaro formalmente a la señorita Melis y al señor Héctor como esposos. Procedan a intercambiar los anillos de boda.
Los pajes trajeron un par de anillos de diamantes. Melis

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