Capítulo 611
Raquel aún estaba en casa de los Pérez desarrollando el antídoto, cuando de pronto se abrió la puerta y entró la sirvienta. —Raquel, doña Sara te llama, quiere que vayas.
¿Doña Sara la buscaba?
Raquel ni siquiera levantó la cabeza y respondió con un tono indiferente: —No iré.
La sirvienta quedó pasmada. —¿Por qué no vienes? ¡Raquel, qué atrevida eres! Doña Sara te llama y tú no vas, ¡eso es una falta de respeto hacia los mayores!
Raquel sonrió con sarcasmo. Que incluso una sirvienta allí se atreviera a reprocharla bastaba para demostrar cuánto la despreciaba la familia Pérez.
—Ustedes deben tenerlo bien en claro: vine aquí a desarrollar el antídoto, fueron ustedes quienes me invitaron, no fue por mi propia voluntad. Si doña Sara quiere hablar conmigo, pues que venga ella. Yo no iré.
—¡Y entonces...!
Al ver la actitud tan arrogante de Raquel, la sirvienta no tuvo más remedio que marcharse frustrada.
La sirvienta llegó corriendo a la habitación de doña Sara, quien se acercó de inmediato.

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