Capítulo 678
Alberto extendió su mano y empezó a arrancarle la camisa a ella, pero Raquel se resistió. —¡Alberto!
Una y otra vez los besos frenéticos de Alberto cayeron sobre su rostro, en las puntas de su cabello. —¡Raquel, no te resistas más! ¡Mírate ahora mismo! ¡Con claridad me estás deseando!
Raquel respondió, —¡No es cierto!
—Raquel, sé buena, no luches más. Esta noche, entrégate a mí.
Alberto le arrancó la camisa y le inmovilizó las muñecas sobre la cama. La hizo suya con violencia.
Raquel movió sus delicadas cejas. Abrió la boca y le mordió con fuerza el hombro a Alberto.
¡Este desgraciado!
Alberto sintió un dolor indescriptible, un dolor que se extendía por todo su cuerpo. Ese dolor lo llenaba por completo, pero también le traía un inmenso placer que le erizaba su cuerpo.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Raquel por el trato recibido. Nunca imaginó que volvería a tener relaciones con Alberto. En lo profundo de su corazón lo rechazaba, pero era evidente que su cuerpo ya había sido conqui

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