Capítulo 796

La mesera vestida de conejita se sonrojó, —señor Alarico, usted es odioso. Aquellos jóvenes ricos estallaron en carcajadas, —señor Alarico, sí usted es odioso, ¿pero cuán odioso será? Eso no lo sabemos con exactitud. Los ojos de la mesera vestida de conejita se quedaron fijos en el rostro apuesto de Alarico, como si ya no pudieran apartarse de él. Elena lo miró de arriba a abajo celosa; ese era su hombre. Enfurecida alzó la voz, —¡Alarico! Alarico escucho la voz y levantó la mirada con desgano. Elena sonrió, —Alarico, soy yo. Alarico levantó una mano, —Déjenla entrar. El guardaespaldas de negro se apartó para dejarla entrar. Elena levantó la cabeza y el pecho orgullosa como pavo real, —¿Lo ven? Les dije que yo era la exnovia del señor Alarico. ¡No soy como esas mujeres! Elena llegó hasta donde estaba Alarico. Alarico arqueó una ceja, —Elena, ¿a qué has venido? Los jóvenes ricos se rieron emocionados, —¿No es ella Elena? ¿También has venido a celebrar el cumpleaños del señor Alarico? El