Capítulo 828
...
Rodrigo ya estaba manejando activamente el asunto de aquel obrero, Camila se sentía deprimida, y Mónica, compadecida por su hija, la llevó a salir a comer juntas.
Llegaron a un restaurante privado, Mónica pellizcó suavemente la mejilla de su hija. —Camila, sonríe, las chicas que sonríen siempre tienen buena suerte, no puedes andar con el ceño fruncido.
Camila no quería que sus padres se preocuparan, así que curvó los labios. —Lo sé, mamá.
—Así está mejor, vamos, vamos a comer.
En ese momento, alguien se acercó. —Camila.
Camila levantó la cabeza, era Luciano de la familia García.
Luciano era un hombre educado y amable, saludó de manera voluntaria. —Camila, señora Mónica, qué coincidencia, ¿también han venido ustedes a comer aquí?
Mónica asintió. —Sí, Luciano, ¿has venido a comer con tus padres?
Luciano señaló hacia adelante. —Señora Mónica, he venido con mi madre, ella está adelante.
Mónica dijo: —Camila, entonces conversa un rato con Luciano, yo iré a saludar a la señora Susana.
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