Capítulo 876
Muy pronto, rodaron juntos sobre la cama. Samuel se quitó la bata de baño que llevaba puesta, y la mano de Camila cayó sobre sus músculos. —Por cierto, aquí no hay protección, —dijo ella.
Samuel la besó. —Entonces no la usemos.
Camila respondió: —De acuerdo.
Así que decidieron disfrutar plenamente de esta noche.
Camila y Samuel eran muy jóvenes; dos personas jóvenes y enamoradas desperdiciaron esta noche su juventud sin reservas, disfrutaron del amor sin contención. No se detuvieron hasta la madrugada, cuando por fin se quedaron dormidos.
Samuel abrazó a Camila en sus brazos. Camila estaba empapada en un sudor fragante, algunos mechones de su hermoso cabello se pegaron a su pequeño rostro ovalado.
Samuel alargó la mano y, con dulzura, apartó su largo cabello. —¿Estás cansada?
Camila yacía en su abrazo, escuchando el fuerte y vigoroso latido de su corazón.
El latido de su corazón le transmitía tranquilidad.
Camila cerró los ojos. —Estoy muy cansada.
Estaba tan agotada que ni siquiera te

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