Capítulo 880
Camila lo miró y dijo: —Samuel, ya bajé. ¿Qué quieres decirme?
—Camila, yo...
—¿Crees que bajé por ti? ¡Te equivocas! Bajé porque no quería preocupar a mis padres.
Las palabras frías de Camila eran como un cuchillo que se clavaba profundamente en el corazón de Samuel. Samuel se quedó atónito, la miró cuidadosamente, ese rostro pequeño y ovalado que cabía en la palma de la mano, bajo la lluvia su belleza era aún más destacada, pero ya no quedaba el calor de antes.
Ella lo miraba con una frialdad, llena de fastidio.
Samuel apretó ligeramente sus delgados labios y dijo: —Camila, puedes enfadarte conmigo, pero con algo como una ruptura no puedes bromear nunca más. Yo no voy a romper contigo.
—Samuel, ¿por qué eres tan terco? ¿No entiendes lo que te digo? ¡Ya te dije que quiero terminar!
—¿Por qué? Ayer estábamos bien, anoche estuvimos juntos, incluso habíamos acordado casarnos cuando regresáramos.
Mientras hablaba, Samuel extendió la mano y presionó los hombros de Camila. —Camila, necesito

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