Capítulo 974
Sin embargo, Samuel no se encontraba de buen humor; sus facciones se veían sombrías, pues había demasiados hombres mirando a Camila, y eso le molestaba mucho.
No le gustaba que otros hombres fijaran la vista en ella. De hecho, hacía solo un momento, él no había querido que Camila subiera al escenario a bailar.
Unos minutos después, aquella espectacular danza de tubo que encendió todo el lugar llegó a su fin. Sobre la piel blanca de Camila se formó una fina capa de sudor, como diminutas gotas de rocío deslizándose sobre pétalos de rosa, haciéndola aún más irresistible.
Debajo del escenario estallaron los aplausos, como olas; muchos golpeaban las mesas con las manos. —¡Señorita Camila! ¡Señorita Camila! ¡Señorita Camila!
Camila tomó el micrófono y, mirando a toda la audiencia, hizo un gesto de silencio con un "shhh".
Los hombres presentes se callaron de inmediato.
—A todos, en realidad esta danza la dediqué a una persona en particular.
El ambiente se encendió otra vez; todos gritaban emo

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