Capítulo 978
Falric derribó al joven rico ebrio y corrió rápidamente hacia ellos, preguntando con preocupación: —Samuel, ¿estás bien?
—No es nada —respondió Samuel con indiferencia.
Falric miró la herida sangrante de Samuel y exclamó: —¿Cómo que no es nada? ¡Estás sangrando! Date prisa y cúrate esa herida.
El personal médico trajo un botiquín. Camila lo tomó en sus manos. —Déjame hacerlo.
Camila abrió el botiquín y, con un hisopo desinfectante, comenzó a tratar la herida de Samuel.
La herida no era profunda; por suerte, solo se trataba de una lesión superficial.
Los jóvenes ricos se acercaron y uno dijo: —Señor Samuel, hoy sí que luchaste valientemente por la persona que amas.
—Señorita Camila, yo creo que el señor Samuel sería capaz de arriesgarlo todo por usted.
Camila alzó la vista y miró a Samuel. ¿Él aún la seguía queriendo?
Inés y Paula estaban llenas de celos. Paula no pudo evitar burlarse. —Señorita Camila, ¿ahora está satisfecha? ¡Por su culpa el señor Samuel salió herido!
Inés añadió: —Sí

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