Capítulo 24 Dame una oportunidad
Al día siguiente, al mediodía.
Simón acababa de salir del baño, recién duchado, cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe.
—¡Ah!
—¡Ahhh!
Ambos gritaron al mismo tiempo al cruzar miradas.
Simón se apresuró a tomar la sábana y se envolvió con ella como si fuese una momia, cubriéndose por completo, sin dejar asomar ni un solo rastro de piel.
Sara se sonrojó de vergüenza y, señalándolo con el dedo, lo acusó: —¡Tú!... ¡Tú eres un pervertido!
—¿Yo soy el pervertido? ¡Estaba bañándome en mi propia habitación y tú entraste sin permiso! ¡Si alguien está siendo descarado aquí, eres tú! ¡Pervertida!
—¡Tú... Yo...!
Sara se quedó sin palabras.
Pero pronto reaccionó.
—¡Esta sigue siendo mi casa, es mi habitación! Entro cuando quiero. Eres tú el pervertido. ¡Discúlpate ahora mismo y prométeme que no volverá a pasar!
Simón no sabía qué decir.
—¿Te vas a disculpar o no?
Por culpa de la Flor de Lumbre Divina, Simón se contuvo.
—Lo siento, cariño. ¡Prometo que la próxima vez, aunque me esté bañ

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