Capítulo 14
Un instante antes, el hombre que estaba furioso se quedó de repente petrificado en el lugar. Levantó la cabeza atónito, y en sus ojos se desbordaron la desesperación y el asombro.
—¿Qué dijiste?
Agarró del cuello de Lorenzo y le exigió: —¿Cómo podría ella suicidarse? ¡Una persona tan orgullosa y alegre como ella, cómo podría quitarse la vida!
Lorenzo soltó una risa sarcástica, y la mirada que le dirigió estaba llena de burla. —Sí, ¿por qué haría algo así?
—¡Víctor, la persona que realmente la empujó a la muerte fuiste tú!
Las palabras de Lorenzo cayeron como un trueno, clavándolo con fuerza en su lugar.
Víctor retrocedió un paso incrédulo, y refutó instintivamente: —¡Imposible! ¡Eso es imposible!
—Tú le rompiste el corazón. ¿Con qué derecho olvidaste todo el dolor que ella sufrió, y ahora te muestras con esta apariencia de amante apasionado?
—Víctor, ella ya está muerta, aquí mismo, en este castillo donde la engañaste y la mantuviste atrapada durante cinco años.
—¡Toda tu vida estarás

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