Capítulo 20
En algún lugar de los países nórdicos.
Nicolás tomó la mano de Sofía y paseó con ella por la calle.
La nieve caía como plumas, pero el paraguas que sostenía la separaba, y ni un solo copo cayó sobre el abrigo de lana caro y lujoso de Sofía.
—Sofía, ¿qué te gustaría comer en un momento?
Ella recordó los platos franceses que había comido últimamente, y su cara, tan bonita, se arrugó.
—No quiero comer comida francesa, quiero comer...
Pero las palabras nunca salieron; una capa de polvo opaco apareció en sus ojos.
La chica bajó la cabeza, parpadeando con nerviosismo. —Olvídalo, no tengo ganas de comer nada.
Recordó las empanadas y magdalenas que hacía su abuela, un sabor que siempre añoraba, pero que ya no podía probar.
Nicolás le acarició la oreja. —Qué pena que no puedas probar las empanadas y magdalenas que hice.
—¿En serio? ¿Cómo supiste que quería comer eso? —Sofía se lanzó a sus brazos, y sus ojos se curvaron en una sonrisa como una luna creciente.
—Sí, aprendí a hacer empanadas y mag

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