Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 2

Llamas ardientes consumían todo a su alrededor, y la alarma contra incendios sonaba frenéticamente. Sofía aprovechó el caos para salir por otra salida, y, al borde del camino, encontró una cabina telefónica donde marcó aquel número misterioso. —Nicolás, ¿sigues contando con que puedo regresar en cualquier momento a la banda dentro de cinco años? La voz del hombre, profunda como un violonchelo, resonó. —Por supuesto, mi querida Alicia, tus fans del norte de Europa te extrañan mucho. —Pero mi situación es un poco complicada, hacer los trámites para salir del país tomará tres días. —¿Y cómo piensas irte de Bahía del Silencio? Que yo sepa, él no te dejará ir tan fácilmente. Sofía parpadeó. —Le voy a enviar un cuerpo... el mío. ¿No había hecho Víctor que otra persona tomara su lugar? Si era así, desaparecería por completo de su vida. De repente, un par de manos cálidas la rodearon bruscamente por la cintura. Víctor enterró su cara en su hombro, y con voz temblorosa y llena de miedo dijo: —Querida, menos mal que estás bien. Si te hubiera pasado algo, yo tampoco podría seguir viviendo. —Sofía, Víctor pensaba que aún estabas adentro. Dijo que no podías ver y se empeñó en entrar a buscarte. El fuego estaba tan intenso que la lámpara casi lo mata dentro. Su buen amigo se palmeaba el pecho, con la cara llena de preocupación. Sofía entonces se dio cuenta... Los brazos de Víctor estaban llenos de quemaduras, su ropa estaba rasgada en un gran trozo y sus ojos estaban enrojecidos por el humo. Su respiración se detuvo un instante, y un dolor punzante la recorrió el corazón. Víctor, él arriesgaba su vida por ella. Pero, ¿por qué su corazón podía amar a dos mujeres al mismo tiempo? —Jefe Víctor —una voz femenina tímida llegó desde atrás. Nancy vestía un vestido blanco, débilmente arrastrando su maleta. Sofía sintió cómo la mano en su cintura se tensó y luego se soltó. Víctor le acarició la cabeza, mintiendo con expresión serena. —Querida, un socio vino a hablarme de negocios. Espera un momento. Luego avanzó rápidamente y abrazó a Nancy, usando lengua de señas para preguntar: —Nancy, ¿cómo viniste? ¿No dije que vendría por la noche a acompañarte a ti y a los niños? —Te extrañaba mucho, y además quería venir a cuidar de Sofía como expiación, te fallé a ti y a ella. Nancy respondió también con lenguaje de señas. —¡No me debes nada! Hacerte usar el nombre de otra persona es mi culpa contigo y los niños. Él besó los labios de Nancy, el dolor en sus ojos casi desbordaba, y con lenguaje de señas dijo. —Ya elegí los nombres de los niños. Si es niño se llamará Iván, y si es niña, Ana. Sofía observaba atónita la escena, con el corazón hecho pedazos. Por estas fechas del año pasado, había descubierto que estaba embarazada. Víctor estaba extasiado, alquiló todo el complejo termal y le dio un disco con mil declaraciones de amor grabadas por él. Cuando estaba a punto de abrirlo, Víctor recibió una llamada, y se escuchaba débilmente el llanto de una chica. Víctor besó su abdomen. —Querida, hay una urgencia en mi empresa. Espérame. Sofía no dudó, esperó obedientemente un día y una noche, pero no llegó la persona que amaba; en cambio, llegó una avalancha. Su hijo murió aquel invierno. Al ver a Víctor acariciar con ternura el abdomen de Nancy de la misma manera familiar, ella sonrió amargamente. Al final, la avalancha que la atrapó fue solo ella misma. —Querida, he estado un poco ocupado últimamente, así que traje a una nutricionista para cuidarte. Víctor sostenía a Nancy, con los ojos llenos de ternura. —Señorita Sofía, hola —dijo la joven tímidamente. Señorita Sofía, no señora Sofía. Al oír cómo la llamaba, Víctor frunció levemente las cejas, pero no corrigió. La mirada de Sofía se detuvo unos segundos en los labios enrojecidos por los besos de Nancy, sus dedos se hundieron en la palma de su mano. De repente sintió calor; Víctor le había puesto su abrigo de lana sobre los hombros. —Hace demasiado frío afuera, vamos a casa, querida. Antes de que pudiera reaccionar, vio a Nancy hacer un gesto de "recibido" y recibió un beso lleno de cariño del hombre. Observó a los dos caminar tomados de la mano, tan íntimos. Vio al hombre, que claramente detestaba el olor a aceite, ponerse un delantal para ayudar a Nancy en la cocina, riendo a carcajadas mientras el extractor rugía. Vio a Víctor, tan atento como siempre, servirle sopa a ella, pero en el siguiente instante limpiar con sus propias manos los restos de comida de los labios de Nancy. —Qué adorable eres —dijo usando lenguaje de señas. Sofía tomó un sorbo de sopa caliente y bajó la cabeza. Sus ojos estaban ardientes, pero no podía derramar una lágrima. Porque había sido amada por Víctor, y al ver sus gestos y miradas familiares... Sofía finalmente comprendió... Él realmente se había enamorado de Nancy.

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.