Capítulo 70

—A decir verdad, ese amigo tuyo era un aburrido Pero ahora disque resulta que hasta se anima a ir detrás de las hembras. La hembra comentó casualmente: —Aunque debo admitir que, cuando sonríe con esos dientes tan blancos, se ve bastante bien. —¿En serio te parece guapo? —¿Y yo no lo soy?—El macho de orejas de zorro detuvo sus dedos sobre el teclado y apagó de inmediato la pantalla neural.—Parece que estos días no he logrado dejar satisfecha a Amparo... ... Después de que Adelfo se fue, Adelaida también quiso ir a ver qué pasaba, así que tomó a Leocadio de la muñeca y se lo llevó directamente. Sujeto por la cálida y pequeña mano de Adelaida, Leocadio se sentía como flotando. Cada vez que se cruzaban con otros machos orcos dentro de la nave espacial interestelar, Leocadio levantaba instintivamente la cabeza. —No hace falta exagerar.—dijo Adelaida, que claramente había notado la pequeña vanidad de Leocadio. Se detuvo y le dio un beso en los labios. Los machos que pasaban por ahí quedaron