Capítulo 1183
A la mañana siguiente, cuando la corneta militar los despertó, Anthea se dio la vuelta e hizo un leve puchero. Todavía no amanecía afuera, por lo que parecía que había regresado al entrenamiento militar en su entrada a la universidad.
Las tropas no necesitaban salir a hacer ejercicio matutino durante los fines de semana, pero los soldados tenían la suficiente disciplina para no dormir hasta tarde. Adam ya se había despertado.
Le tapó los oídos.
Cuando Anthea volvió a abrir los ojos, eran casi las ocho. El cálido sol de invierno había subido.
Frente al espejo, Adam se había puesto su uniforme militar. Su botón del cuello estaba meticulosamente abotonado y su aura era fuerte.
Cada miembro del ejército tenía un día libre los fines de semana. Sin embargo, como soldados dirigidos por Adam, solo tuvieron medio día de descanso. Solo con su entrenamiento adicional podría cultivar a los mejores soldados.
Después de poner el desayuno en la mesa, Adam le dio unas palmaditas en la cabeza y salió.

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