Capítulo 67
Wendy observó su expresión y preguntó con timidez:
—¿Qué tal estuvo eso? ¿Estuvo bien?
Si el hombre le hubiera pedido que dijera algo más, de verdad se habría quedado sin palabras. Pero por fortuna, Charlie no le pidió que continuara, en cambio, exhaló un poco del humo de su cigarrillo, extendió la mano para sujetarle la nuca y la empujó hacia adelante. Wendy cerró los ojos inconscientemente, luego sintió la lengua del hombre en su boca. Y así un beso apasionado terminó.
Los profundos y brillantes ojos negros de Charlie estaban muy cerca de ella, y sus palabras fueron como un hechizo:
—¡Recuerda, eres mía! —Wendy asintió bajo su mirada—. ¡Cocíname algo! —Charlie la soltó.
—Está bien... —Ella obedeció.
Wendy lo vio alejarse pavoneándose. Su traje confeccionado a mano le quedaba bien y se veía genial. Solo su espalda era suficiente para mostrar el encanto de un empresario exitoso.
Al pensar en el comportamiento de Charlie, Wendy se mordió los labios, y se preguntó si de verdad dirigía

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