Capítulo 206
—No detente, ¡yo no soy Castro!
Héctor maldijo una y otra vez, pero rápidamente llamó a Ángeles para informarle que, si Ángeles decidiera salvar a esa persona, él definitivamente llevaría a su equipo para rescatarla.
Sin embargo, nadie respondió la llamada.
...
El celular de Ángeles estaba sobre el escritorio, siempre en modo vibración, y en ese preciso momento estaba vibrando.
Cuando fue a buscar a Abelardo, no lo llevó con él porque estaba ocupado. Al regresar a su habitación, Marisela la detuvo.
—¿Algo más?— preguntó Ángeles.
Marisela mostró una sonrisa fingida y dijo lentamente, —Señorita Ángeles, hay algo que no sé si debería decirle.
—Entonces no lo digas.
Ángeles respondió de manera directa.
Al escuchar esto, Marisela, viendo que Ángeles se iba, rápidamente dijo, —Señorita Ángeles, aunque usted lleve el apellido Castro, solo ha sido acogida recientemente. Aparte de este vínculo sanguíneo, usted no tiene nada más que la vincule directamente con ellos.
Ángeles se so

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