Capítulo 537
Emiliano soltó una carcajada, con una mirada teñida de indulgencia, como si observara a una mascota traviesa a la que no quisiera castigar.
Ángeles, con el rostro helado, lanzó la última daga que tenía directamente hacia él.
El ángulo y la fuerza del lanzamiento apuntaban directo al corazón de Emiliano, revelando claramente su intención de acabar con su vida.
Esta vez, Emiliano no se movió, pero uno de sus subordinados sí lo hizo, desviando la daga al suelo con un resonante sonido metálico.
Ángeles sintió una punzada de frustración, lamentando no haber traído un cuchillo más grande.
Con una mirada profunda y significativa, Emiliano dijo: —La primera vez que te vi eras pequeña y delgada, cubierta de moretones, pero tan alerta como ahora. Incluso recogiste una piedra para lanzármela.
—Prima, realmente no has cambiado en absoluto.
...
Ángeles guardó silencio. En su memoria, no existía tal incidente. Antes de cumplir siete años, había vivido en Villa de los Cielos con Braulio, Lorena y Rub

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