Capítulo 22
Aquella noche, después de que Lucía y Salvador terminaron de cenar, él la llevó de regreso a casa.
Pero, al bajar del auto, Lucía se quedó tan sorprendida ante la escena frente a sus ojos que aspiró hondo, como si una bocanada de aire frío le atravesara el pecho.
El que había sido glorioso, alto y apuesto heredero de Grupo Brisa, el señor Ramón, ahora parecía haber sido arrojado desde lo más alto a un abismo, con la dignidad hecha pedazos, encogido y borracho en la puerta de la familia Suárez, abrazando una botella de licor, con la ropa desaliñada y un aspecto completamente miserable.
—¡Ramón!
Lucía se agachó para mirarlo. —¡Tú, tú qué estás haciendo!
Al sentir la voz familiar, Ramón abrió los ojos con dificultad.
Tras ver el rostro de Lucía, despertó de golpe y le agarró la mano con fuerza. —¡Lucía! No te vayas; te ruego que no te vayas…
Lucía lo miró con incredulidad. —Estás borracho, ¡suéltame! ¿Cuál es el número de tu asistente? Haré que venga por ti.
—Estoy muy lúcido, Lucía.
—Sol

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil