Capítulo 117
Valentina movió los labios, forzando una sonrisa rígida y forzada. La alegría no llegaba a sus ojos. —Si a Luisa le gusta, está bien.
—Ay, ¡llámala cuñada!— exclamó Fernanda con una sonrisa. —Ya deberías cambiar la forma en que la llamas.
Valentina abrió la boca con el rostro tenso. —No puedo cambiarlo todavía.
—Andrés, prueba este rollo de carne que acabo de asar,— Luisa pinchó un pedazo de rollo de carne con un tenedor y se lo llevó a la boca de Andrés.
El tenedor era el mismo que había usado antes, sin cambiarlo.
Andrés no mostró disgusto y obedientemente abrió la boca para comer lo que Luisa le ofrecía.
Un destello frío cruzó los ojos de Valentina, apretando los puños con fuerza. Sus nudillos se blanquearon.
—Está delicioso,— dijo Andrés con los ojos ligeramente curvados, una sonrisa apareciendo en sus labios.
Luisa sonreía con los ojos brillantes.
El semblante de Valentina no se veía tan bien; su rostro estaba sombrío, su tono de voz frío. —Andrés, entonces iré a comer primero.
Lu

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