Capítulo 127
Andrés acababa de llegar a casa cuando doña Ximena lo llamó al estudio para hablar con Víctor.
Justo cuando salía del elevador, escuchó a doña Ximena, de manera insistente, ordenar a Luisa que sirviera la comida.
El hombre caminó hacia ellas con un tono desenfadado: —Abuela, ¿acaso ya no podemos pagar a los sirvientes? ¿Desde cuándo necesitamos que los invitados sirvan la comida?
Al ver que Andrés bajaba las escaleras, doña Ximena no quiso seguir incomodando a Luisa. Dejó su copa con una sonrisa controlada: —Solo quería ver si Luisa obedecía.
Andrés no lo aceptó, y con tono un poco más grave dijo: —Mi Luisita no necesita obedecer, solo necesita ser feliz.
El rostro de doña Ximena se tornó muy serio.
—Andrés, ¿me estás culpando?
Parecía que Valentina tenía razón, Luisa había hecho perder la razón a Andrés, quien incluso la defendía frente a ella.
Andrés frunció los labios, su rostro apuesto y firme se volvió sombrío, y el aire a su alrededor parecía llenarse de frío.
—No me atrevería—,

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