Capítulo 175
Aún sin estar comprometidos, ¡él ya la llamaba esposa! ¿Cómo podía hacer eso?
Doña Ximena, visiblemente alterada, con el pecho subiendo y bajando con fuerza, le reprochó a Andrés, —Andrés, tú eres de la familia Martínez, ¿cómo podías ayudar a otra persona?
Andrés, apretando la mano de Luisa, miró seriamente a los ojos de doña Ximena y, con un tono extremadamente serio, respondió, —Yo solo ayudo a mi esposa, no importa quién venga.
Doña Ximena, cubriéndose el pecho con la mano, estaba tan enojada que apenas podía hablar.
—Andrés, no hables tanto, la abuela tiene problemas de corazón, no la hagas enojar—, intervino Valentina.
Andrés sonrió, destacando el punto clave, —Si tú causaras menos problemas, ella no estaría tan enfadada.
Valentina, regañada, no sabía qué responder, sintiendo una mezcla de furia y frustración.
—Ya basta, no hablemos más, vamos al cine—, dijo Luisa con frialdad.
En el extremo del salón de banquetes había tres ascensores a cada lado, seis en total, cada uno con capa

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