Capítulo 200
El entorno estaba sumido en un silencio absoluto, y el sonido de la vibración del celular se escuchaba con una claridad penetrante.
Andrés tomó el celular y echó un vistazo: era una llamada de Luisa.
Su mirada se volvió sombría. Respondió la llamada con voz ronca: —Hola, Luisita.
Del otro lado de la línea, Luisa, al escuchar la voz áspera de Andrés, preguntó con preocupación: —¿Qué te pasa, Andrés? ¿Te ocurrió algo peligroso en el camino de regreso?
—No.
Luisa guardó silencio.
Hubo un momento de pausa.
Luisa informó: —Ya llegué. No encontré ningún peligro en el camino. Este lugar es muy discreto, y la cuidadora que me asignaron es muy amable y atenta. Todo está bien aquí.
Lo que no dijo fue cuánto lo extrañaría y cuánto se preocuparía por su seguridad.
No quería sonar demasiado emocional.
No era el momento de hablar de amor con Andrés; él tenía asuntos importantes que atender, y ella solo debía quedarse tranquila, como él le había pedido.
Andrés emitió un murmullo con tono ambiguo.
Lui

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