Capítulo 220
Aquí se respiraba un aire de ambigüedad y desenfreno.
Luisa entró en el bar; el ruido de la gente y la música le hicieron fruncir el ceño.
Ella no era muy aficionada a este tipo de lugares.
—Luisita, ¡aquí estoy!— Fernanda le hizo señas; Catalina estaba a su lado.
Luisa se acercó, y Fernanda, con destreza, la guio hasta la barra y la sentó en un taburete alto. —Leo, trae tres mojitos.
El barman sonrió y asintió, comenzando a preparar las bebidas con habilidad.
Fernanda se inclinó hacia Luisa y le susurró al oído: —Este barman, llamado Patricio, tiene veintiséis años y es el más guapo del lugar, ¿qué te parece? ¿Bastante guapo, no?
Luisa levantó la vista para examinar al hombre frente a ella. No era muy alto, medía alrededor de un metro setenta y cinco, con rasgos finos, un rostro atractivo y el cabello ligeramente rizado, lo que le daba un aire de galán japonés de cine.
Luisa, sin mostrar mucho interés, apartó la mirada y respondió: —Está bien.
Fernanda, sonriendo traviesamente, dijo:

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