Capítulo 286
Luisa abrió la puerta del conductor, se sentó, se abrochó el cinturón de seguridad y sacó su teléfono para hacer una llamada.
—Ayúdame a revisar los archivos internos de Grupo Rodríguez.
Luisa tenía la mirada fría; sus dedos blancos y delicados golpeaban el volante con ritmo.
—Y también, busca un detective privado confiable, necesito investigar a Carlos.
—Está bien, señorita.
Colgó el teléfono y lo dejó caer sobre el asiento del copiloto, pisó el acelerador y el auto comenzó a moverse.
El atardecer caía y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse.
Era la hora pico, las carreteras estaban tan congestionadas que ni una gota de agua podría moverse. El Rolls-Royce Phantom negro se encontraba oculto en una fila interminable de vehículos atrapados en el tráfico.
El tráfico era tan denso que ponía a las personas de mal humor.
Justo en ese momento, sonó el teléfono. Luisa lo levantó y lo miró.
Era una llamada de Andrés.
Después de la ruptura, Luisa aún mantenía el número de Andrés, aunque

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