Capítulo 460

Francisco soltó a Luisa y se apartó un poco de ella, elegante y caballeroso. —Entre tú y yo no hace falta tanta cortesía. En ese momento, una voz femenina sarcástica sonó a sus espaldas. —Vaya, ¿no es esta la señorita que compra productos falsificados? De verdad que no lo hubiera imaginado, tú también lograste subir a este crucero, te subestimé. Luisa se dio la vuelta y vio ese rostro agudo y mordaz. Araceli cruzó los brazos, echó una mirada a Francisco, que estaba al lado de Luisa, y después miró a Luisa con desdén, burlándose: —Ya decía yo, ¿cómo iba a poder subir al crucero una pobretona como tú? Resulta que es por ligar con hombres. La expresión de Luisa se oscureció, respondió con frialdad: —Parece que la última vez que te detuvieron no fue suficiente para que aprendieras la lección. Mencionar la detención hizo que Araceli se enfadara. La última vez había sufrido una gran humillación en el centro comercial y desde entonces le guardaba rencor. Si no fuera porque Pedro movió influen