Capítulo 512
Esta vez, Luisa se puso de puntillas por iniciativa propia, rodeó con ambas manos el cuello de Andrés y besó sus labios.
Los ojos de Andrés se oscurecieron y levantó a Luisa del suelo, presionándola contra la pared.
El vapor empañó el cristal, que reflejaba de forma difusa dos figuras entrelazadas y fusionadas.
El sonido incesante del agua en la ducha llenaba el baño, mezclándose con otros sonidos.
La luz de la luna caía como una gasa plateada y la brisa suave llevaba el aroma de las flores. Aquella noche todo fue simplemente maravilloso.
...
Al día siguiente, cuando Luisa despertó, el sol ya estaba alto.
Los amigos que la noche anterior habían asistido a la fiesta de cumpleaños ya no estaban presentes y la gran mansión había vuelto a la tranquilidad.
A su lado, la cama estaba vacía; Andrés ya se había levantado.
Luisa apartó las sábanas y vio que su cuerpo estaba cubierto de marcas rojas. Las escenas apasionadas de la noche anterior volvieron a su mente y su corazón latió unos compase

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