Capítulo 18
Seis meses después, en una pastelería junto a la playa, al sur de Calsia.
Era la hora de cierre. Laura se quitó el uniforme, ordenó los ingredientes sobrantes y cerró la tienda. Luego regresó sola caminando por la orilla del mar.
A diferencia de Monteluz, aquí apenas llovía; el clima era soleado, abundaban los limoneros y hasta el agua del mar parecía más cálida.
Laura llevaba medio año adaptándose a este nuevo lugar y estilo de vida. Su vista se había recuperado por completo, y había encontrado trabajo como pastelera.
Un mes atrás, el dueño de la tienda había querido vender el local; Laura, junto con una compañera, decidió comprarlo a medias. Ahora era copropietaria.
La vida transcurría con orden y tranquilidad.
Pero esa noche, de camino a casa, recibió un mensaje de Javier, enviado desde su país de origen: [Debes prepararte. Víctor ha contratado a detectives internacionales para encontrarte, puede que pronto descubran tu paradero.]
En realidad, sabía que este día llegaría tarde o tem

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