Romántica

El video es la grabación de la cámara de seguridad del primer cuarto que se incendió.
En la imagen, un hombre y una mujer entran al cuarto abrazados.
El hombre es Jaime, y la mujer es Aída.
La cámara no solo es de alta definición, sino que también tiene sonido.
—¿Por qué otra vez aquí? ¿No habíamos quedado en ir a cenar afuera?
Aída se quejaba ligeramente, mostrando desagrado.
Jaime le dio un beso en la frente y la consoló: —Norma aún no ha logrado vender mis pinturas, te he hecho esperar, perdóname.
—Está bien, entonces voy a encender la vela. Aunque estemos aquí, debe haber un sentido ceremonial.
Aída encendió su vela aromática favorita en una esquina del cuarto.
Justamente esa vela fue la chispa que causó el gran incendio.
Jaime había preparado una cena especial para ella.
Con los ingresos que él tiene ahora, no podría haberla comprado; sin lugar a duda, debió haberlo cargado a mi cue

Los dos, ardiendo de pasión, se dejaron llevar y cayeron en un sofá cercano.
Se despojaron de toda su ropa, tan absortos que ni siquiera notaron cuando la vela prendió las cortinas.
Cuando finalmente se dieron cuenta de lo que sucedía, el fuego ya se había extendido a otras habitaciones.
La causa de este incendio, por fin, quedó expuesta.
Las grabaciones de alta calidad, tanto visuales como de audio, eran pruebas suficientes.
Fue entonces cuando los internautas se dieron cuenta de que la verdadera incendiaria era Aída.
Al mismo tiempo, mi abogado me informó que el tribunal pronto aceptaría mi caso.
Todo el daño a mi reputación que habían causado durante este tiempo, finalmente, sería castigado.
Las personas que conocieron la verdad estallaron como barriles de pólvora, uno tras otro.
No hay nada en este mundo que cause más ira que la traición.
Incluso los seguidores que siempre habían est

Aída ahora está muy satisfecha, y Jaime también está muy feliz. Están juntos, queriendo ver mi desgracia.
Pero todos han olvidado que la persona que más ama a Jaime soy yo.
Lo amo, por eso le compré este estudio de arte.
Lo amo, por eso me hago cargo de los gastos para que haga su exposición.
Lo amo, por eso utilicé todas mis conexiones para promocionar sus pinturas, invirtiendo grandes sumas de dinero en su carrera artística.
Lo amo tanto a Jaime, que aunque no esté a su lado, quiero verlo en secreto, saber qué está haciendo.
Por eso, en este estudio, he escondido muchas cámaras ocultas en todos los rincones.
Porque estoy tan ocupada que temo perderme cada uno de sus momentos.
Así que pagué una gran suma de dinero para que las imágenes de las cámaras se almacenaran en la nube en tiempo real.
Aunque un gran incendio destruyera todo, aún podría encontrar esas imágenes.
Inicio sesión en la nube, la contraseña es el cumpleaños de Jaime.
Abro las grabaciones del día del incendio, mirando habitación por habitación.
Todo parece normal, hasta que aparece Aída.
Los veo caminar juntos, entrar en una habitación.
Entonces pienso: "he encontrado al verdadero culpable del incendio."
...
Cuando fui atacada más ferozmente en las redes sociales, hice algo que nadie habría imaginado.
Me registré con mi nombre real, y el primer video que publiqué fue pidiendo que Aída y Jaime se disculparan públicamente conmigo.
Al mismo tiempo, anuncié que había contratado un abogado y que los iba a demandar.
Después de todo esto, me atacaron todavía más.
Gané muchos seguidores, pero todos eran para insultarme.
Otros usuarios, siguiendo las pistas, encontraron mi cuenta y comenzaron a atacarme a nivel personal.
Pensaban que era una persona completamente desvergonzada.
Siendo la culpable del incendio, aún me atrevía a pedir disculpas de las víctimas.
Aída y Jaime inmediatamente publicaron un video en respuesta.
El mismo truco de siempre, insinuando lástima y manipulando las emociones de la gente al máximo.
Y justo en ese momento, publiqué un segundo video.
Esta vez, frente a la cámara, sonriendo, dije: —Aída, Jaime, ustedes son mis mejores amigos. Pero en este asunto tengo suficientes pruebas, así que les ruego que lo piensen bien antes de actuar.
Al escuchar que tenía pruebas, Aída y Jaime se quedaron en silencio por un momento.
Estaban evaluando si realmente las tenía y qué tipo de pruebas serían.
Pero los usuarios, que ya estaban tan polarizados, no se detuvieron a pensar en eso.
Continuaron con todo tipo de insultos hacia mi personalidad, gritando: —¡Si tienes pruebas, muéstralas! ¡Deja de dar vueltas y haz algo!
No estaba dando vueltas, estaba esperando la reacción de Jaime y Aída.
Jaime me llamó en privado, tratando de sacarme información.
Pero yo me mantuve firme, no revelé nada.
Al final de la llamada, frustrado por no obtener nada, se enfureció.
—¡Sigue haciéndote la interesante, Norma! El estudio ya está hecho cenizas, ¿qué pruebas puedes tener? Solo estás tratando de asustarnos, pero no me vas a engañar.
Colgó, solo pude sonreír.
Como era de esperar, poco después, Aída publicó otro video.
Estaban seguros de que no tenía pruebas, por lo que se dieron el lujo de hablar sin reparos, exigiéndome disculpas y hasta pidiéndome que pagara una considerable indemnización por daño emocional.
Dejé un comentario en la sección de comentarios de ese video.
[Nos vemos mañana.]
Una simple frase, pero fue como una bomba de tiempo que los mantuvo despiertos toda la noche.
Los usuarios también estaban expectantes, esperando mi mañana.
A las nueve de la mañana del día siguiente, el primer video que publiqué de forma programada apareció exitosamente en las redes.


El video es la grabación de la cámara de seguridad del primer cuarto que se incendió.
En la imagen, un hombre y una mujer entran al cuarto abrazados.
El hombre es Jaime, y la mujer es Aída.
La cámara no solo es de alta definición, sino que también tiene sonido.
—¿Por qué otra vez aquí? ¿No habíamos quedado en ir a cenar afuera?
Aída se quejaba ligeramente, mostrando desagrado.
Jaime le dio un beso en la frente y la consoló: —Norma aún no ha logrado vender mis pinturas, te he hecho esperar, perdóname.
—Está bien, entonces voy a encender la vela. Aunque estemos aquí, debe haber un sentido ceremonial.
Aída encendió su vela aromática favorita en una esquina del cuarto.
Justamente esa vela fue la chispa que causó el gran incendio.
Jaime había preparado una cena especial para ella.
Con los ingresos que él tiene ahora, no podría haberla comprado; sin lugar a duda, debió haberlo cargado a mi cuenta.
Antes, no me importaba mucho, ni prestaba atención a cuánto dinero gastaban.
Ahora que lo piens

Capítulo 8 La verdad del incendio