Capítulo 10
Él marcó los números de Sergio y Sofía, pero ninguno podía ser contactado.
¿Ellos le habían bloqueado las llamadas?
¡Él era el esposo de Renata, su yerno! ¿Cómo podían haberlo bloqueado?
Cuanto más lo pensaba, más nervioso se sentía. Luego, sacó las llaves del carro y se subió.
No, tenía que ir al hospital para aclarar todo.
¿Qué demonios estaban haciendo?
En el camino, pisó el acelerador hasta el fondo y se saltó varios semáforos en rojo.
El trayecto al hospital, que normalmente tomaba media hora, le llevó diez minutos.
Cuando llegó, vio a Sergio y Sofía bajar al sótano en el ascensor.
Dentro del ascensor había una camilla cubierta con una sábana blanca.
Cuando quiso acercarse, las puertas del ascensor se habían cerrado.
No esperó el siguiente ascensor, sino que bajó corriendo por las escaleras.
Cuando llegó, los vio dirigirse hacia la morgue.
Al verlos, los llamó en voz alta.
—Sofía, Sergio, ¿por qué no están cuidando bien de Reni en la habitación?
Ellos, al oír la voz de Ramiro, no

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