Capítulo 13
Cuando Ramiro despertó, estaba acostado en una cama de hospital. Al ver una silueta familiar en la habitación, la llamó por el nombre de Renata.
Pero la persona que se volteó no era ella, sino Isabel.
Al escuchar esto, Isabel palideció. Miró a Ramiro y le preguntó:
—Ramiro, ¿el nombre de quién acabas de decir?
—Tú y Renata ya están divorciados, ¿por qué sigues pensando en ella? ¿De verdad aún la amas?
—Entonces, ¿qué soy yo para ti?
Él, con el rostro sombrío, respondió:
—Isabel, no te extralimites. Solo tengo una esposa, esa persona es Renata, no tú.
—¿Preguntas qué eres para mí? Te lo digo, a mis ojos, como mucho eres una herramienta para mi diversión.
—Cuando me gustas, eres un tesoro. Cuando no me gustas, ¡ni siquiera vales lo de un perro!
La voz de Ramiro fue feroz. Sus palabras eran venenosas, dejando a Isabel atónita.
Ella siempre había pensado que él la consolaría una y otra vez con paciencia, como solía hacer antes.
Pero, él le podía decir palabras crueles.
Antes, nunca se atre

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