La forma en que Osirio revisó mi trabajo con una mirada seria en su rostro me hizo sentir como si él fuera mi maestro y yo estuviera calificando mi trabajo.
Básicamente, tenía razón. Su idea de "cobrar lo suficiente" era muy diferente a la mía. Era evidente que estábamos operando con escalas completamente diferentes. Me decía que aumentara el precio de cada cotización que había solicitado.
“Esta tarifa ya es un 30-40% más alta que mi tarifa habitual de antes…” murmuré en ligera protesta.
¿Cobrarles más a los clientes no sería una estafa?
—Eso era antes, y esto es ahora. Las cosas son diferentes —respondió Osirio con naturalidad.
—No sé. Me da un poco de pena cobrarles tanto… —Seguí discrepando.
—Ven aquí. Siéntate —dijo Osirio mientras me tiraba del brazo y me indicaba con la mirada que me sentara en su regazo.
“Umm…” murmuré vacilante.
“Solo ven…” dijo Osirio con impaciencia mientras sus brazos me jalaban hacia su regazo.
“Osirio…” llamé su nombre suavemente mientras el calor me subía