Capítulo 278
Tras salir de la habitación de Margarita, los dos hermanos se dirigieron al ala de Harvey en la mansión, donde pudieron conversar sin interrupciones. Harvey se sentó en el sofá y estiró los brazos por encima de la cabeza. Osirio se sentó frente a su hermano, pero no dijo nada.
—¿Aún crees en la paz, Osirio? —preguntó Harvey, yendo directo al grano.
“No estoy seguro…” respondió Osirio.
“Elena creía en la paz. Creía tanto en ella que empezó a contagiarme”, dijo Harvey antes de reír suavemente.
Su mirada se dirigió a los diversos retratos de Elena que colgaban de las paredes, como si rememorara su vida. Osirio siguió la mirada de su hermano mientras sus ojos azules contemplaban pasivamente la belleza de Elena.
—Fue mi culpa… —susurró Osirio, con un tono cargado de arrepentimiento.
Los ojos de Harvey volvieron a su hermano antes de sacudir la cabeza lentamente de un lado a otro.
—Quizás sí, quizás no. Nadie lo sabe y tú decides lo que quieres creer —respondió Harvey con calma.
“No debería

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