Capítulo 292
Abrí los ojos de par en par al ver dos de sus dedos gruesos y largos deslizándose y desapareciendo en mi agujero. Era como si mi coño devorara sus dedos con avidez dentro de mí.
Lo vi y luego lo sentí entrar en mí antes de sentir sus dedos deslizándose contra las paredes de mi vagina mientras los penetraba más profundamente. Luego, lentamente, retiró los dedos de mi agujero, y vi cómo salían de él, con la superficie húmeda y cubierta de mi miel.
—¡Ahhh! Osirio... —gemí mientras mis caderas empezaban a moverse al ritmo de sus dedos entrando y saliendo de mi agujero del amor.
Nuestras miradas se cruzaron en el espejo y volví a sonrojarme de vergüenza. Mi mirada se posó en sus dedos, que entraban y salían de mi agujero húmedo mientras excitaba la humedad dentro de mi túnel del amor. Sentía mi coño tan sensible por dentro, y grité de placer cada vez mayor cuando Osirio metió los dedos más y más fuerte en mi agujero. Mi humedad se desbordó y se deslizó por mi ano, mojándole los pantalones.

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