Capítulo 117
Cuando un hombre tiene fiebre, por lo general no come nada, y menos si es tan quisquilloso como Augustine.
Vivianna estuvo pensado durante un rato y concluyó que no sería nada fácil. Al final se levantó y fue a la oficina de Linda para pedirle otro día de permiso, y ésta aceptó.
Vivianna agarró su cartera y bajó las escaleras para buscar un taxi e irse rápido al apartamento.
Pero cuando iba bajando, recordó que quizá ya no quedaba comida en casa. Entonces, fue al automercado y compró algunos alimentos frescos para prepararle una gachas a Augustine al mediodía.
Al llegar a casa, abrió la puerta y se encontró con un gran silencio en el pasillo. La joven frunció el ceño y colocó las bolsas sobre la mesa y se preparó para ir a verificar si Augustine estaba durmiendo.
Apenas entró a la habitación, se dio cuenta de que no estaba, pero unos minutos después lo vio durmiendo plácidamente con una almohada en el sofá.
Vivianna se acercó con sumo cuidado y levantó la mano para tocarle suavemente l

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