Capítulo 164
Temprano en la mañana.
Mientras Vivianna estaba tendida en la cama, aturdida, sintió que el pequeño se había incorporado. Lo tocó, sin poder abrir los ojos, y le dijo: "Hijo, deja que mami duerma otros diez minutos y luego te envíe a la escuela, ¿de acuerdo?"
"¡Pero hoy es sábado, mami! No tengo que ir a la escuela". El pequeño se inclinó sobre su oreja y le susurró al oído: "¡Puedes seguir durmiendo!"
Vivianna abrió los ojos, nublados por el sueño, y dijo: "¡Sábado! ¡Ya veo! Deja que mamá duerma un rato más. ¡Sé un buen chico!".
"¡Bueno, mami; vuelve a dormir! Voy a buscar a papá", repuso el pequeño y, acto seguido, salió de la cama.
Vivianna estaba bastante somnolienta, pues había estado despierta hasta las 3 de la mañana. Estaba insomne.
El chico se levantó y fue a la habitación de Augustine. Se metió en su cama, en medio de sus brazos, y se quedó mirándolo, en silencio. Entonces Augustine abrió sus atractivos ojos, brillantes y llenos de energía. A pesar de que había dormido menos

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