Capítulo 192
Tras haber dicho aquello, Augustine se levantó y se marchó, dejando a Vivianna sumida en una terrible confusión.
Augustine continuó trabajando en el estudio mientras Vivianna contemplaba el diamante que tenía enfrente, con la mente en blanco. Tras haber reflexionado durante un largo tiempo, seguía viéndose bien, pero no conseguía olvidar las palabras que Augustine acababa de pronunciar.
De modo que tarde o temprano ella necesitaría un anillo de bodas de diamantes. Pues entonces ella necesitaría un hombre que le diera aquel anillo, es decir, Augustine.
Vivianna se mordió el labio, nerviosa, tratando de desentrañar el sentido de las palabras de Augustine.
Tendida en la cama, Vivianna pensaba en su madre, a la cual jamás había conocido. ¿Por qué aquella mujer se había marchado lejos de ella después de haberla traído al mundo? ¿Cómo podía una mujer estar dispuesta a abandonar a su hijo o hija?
¡Solo una mujer cruel podría abandonar a su hijo o hija! Vivianna pensó que ella jamás abandonarí

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