Capítulo 226
Vivianna le pidió permiso a Linda para desentenderse del trabajo, pues aquel día no pensaba ir a ninguna parte. Toda su atención estaba concentrada en Augustine. Sin importar qué clase de hombre fuera, ella definitivamente no se quedaría de brazos cruzados.
Mientras Augustine estaba aturdido, sintió que gotas de agua caían del dorso de su mano, golpeando sus nervios. También escuchó algunos leves sollozos. Sus espesas pestañas temblaron y abrió los ojos con dificultad.
Su visión borrosa se aclaró gradualmente, y pudo ver el rostro lloroso y pálido de una mujer.
Su sueño había sido acertado, en efecto. Sus lágrimas estaban en el dorso de su mano, y el sonido de sollozos correspondía a sus suaves sollozos en ese momento.
"¡Augustine! ¡Estás despierto!", exclamó una voz, gratamente sorprendida. Vivianna se puso de pie y, hablando en dirección a la puerta, exclamó: "Está despierto, doctor".
Augustine estaba muy débil en ese momento. No tenía fuerzas para hablar, pero en sus ojos se advertí

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