Capítulo 336
Margaret inmediatamente miró a la princesa, avergonzada, y advirtió un asomo de disculpa en la mirada que esta le dirigía. Sin necesidad de decir una sola palabra, la atmósfera tensa creada por la situación en la cual ambas se habían visto envueltas, se había disipado.
Un asistente se aproximó y dijo: "Señor Fletcher, por favor acompáñeme". A continuación, lo llevó a la enfermería, que estaba cercana, con el fin de vendarle la herida.
Margaret lo tomó por el brazo sano y le preguntó, angustiada: "¿Es una herida grave?"
"No; es un corte superficial", repuso Fletcher, al tiempo que una sonrisa se dibujaba en sus labios. El hecho de que ella se hubiera abalanzado sobre él para abrazarlo le colmaba de felicidad.
Cuando llegaron a la enfermería, él se despojó del saco de su traje, de modo que su torso quedó al descubierto. Su sangrante herida era visible bajo la luz. Se trataba de un corte de siete u ocho centímetros.
La chica no pudo contener las lágrimas al ver aquella herida. Se cubrió l

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