Capítulo 454
Después de vestirlo, Augustine lo abrazó con fuerza y lo besó en la frente para que se callara. El pequeño tenía los ojos llorosos. Daba pena.
Poco a poco, el pequeño se fue enfriando, pero cuando amaneció, volvió a tener fiebre. Eran los mismos treinta y nueve grados. El médico sugirió que le dieran la medicina, y el pequeñín tenía miedo de las inyecciones. Cuando la enfermera le tendió la mano, su pequeña boca se había aplastado en silencio, y las lágrimas eran grandes, y el llanto sonaba poco a poco.
Vivianna no lo había visto sufrir tanto desde hacía mucho tiempo. En sus ojos también brotaron lágrimas de dolor. Al final, el pequeño perdió algo de líquido y se durmió tranquilamente en los brazos de Augustine. Vivianna les dijo a Sebastian y a su mujer: "¡Vayan a descansar! Yo me quedaré aquí con Augustine".
"No, nos quedaremos contigo". Lydia no quería irse en absoluto.
"No se preocupen. Después de tomar la medicina, tendrán que volver a dormir. Vivianna y yo haremos guardia aquí".

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