Capítulo 9
La mirada filosa de Emiliano la hizo estremecerse por dentro.
Había repetido esa frase mentalmente cien veces antes de atreverse a decirla en voz alta:
—Cuando estaba inconsciente oí a los secuestradores llamar a Isabela con mucha familiaridad.
—Quizá ella está celosa y montó todo este show.
—Si no, ¿cómo explicar que a mí me golpearon y a ella no?
Emiliano guardó silencio un momento.
Pero al escuchar la versión de Patricia, una sensación de haber pasado algo por alto le asaltó.
Isabela no tenía redes en Puerto Esmeralda; ¿de dónde alguien sacaría la capacidad para montar un secuestro así?
Hasta ahora sus hombres no habían dado con ella.
Esto no era obra de cualquiera.
Y Patricia no se equivocaba.
Salvo que Isabela lo hubiera orquestado, ¿quién era capaz de arrebatársela a tantos guardias?
—Emiliano, todavía no encontramos al bebé.
—Más que por Isabela, ahora me preocupa el niño.
La frase de Patricia lo golpeó como un rayo.
Cierto: el bebé llevaba ya demasiado tiempo desaparecido.
Tomó

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